Blanca y Selvin se conocieron muy jóvenes en su iglesia en Montúfar, Guatemala. Se quedaban platicando largas horas después de misa, intercambiaban cartas de amor, y después de algunos años de noviazgo, finalmente se casaron y formaron una hermosa familia.
Auner tuvo la suerte de sobrevivir suficiente tiempo para poder recibir la atención que necesitaba en nuestro centro asociado. Ahora, vive pleno y sonriente.
Camila, de Santiago (Chile), es una niña de nueve años con una sonrisa preciosa que ilumina la habitación. Aunque su sonrisa es solo suya, también es el fruto del inmenso amor y esfuerzo de las personas que la rodean.