Con cada aliento, Esvin desafía las adversidades

Su familia pensaba que un niño como él nunca lo conseguiría, hasta que conocieron a Smile Train.

Cuando nació Esvin, su madre, Teresa, y su abuela, María, prometieron atesorar cada precioso segundo que pasaran con él, porque temían no tener muchos. Sus temores se confirmaron cuando Teresa quiso amamantarlo. Su labio y paladar hendido le impedía agarrarse al pecho, y la escasa cantidad de leche que conseguía tomar le goteaba por la nariz o le llegaba a los pulmones, ahogándose.

El labio y paladar hendido no implica un solo problema. Cuando un niño con esta condición nace en una familia de escasos recursos, las consecuencias se extienden a todos los aspectos de la vida del bebé y de su familia. Al no poder alimentar a su hijo, el suministro de leche de Teresa se agotó rápidamente; incapaz de comer, Esvin pronto perdió peso luego de nacer. A las pocas semanas de vida, Esvin desarrolló hipoglucemia y a veces dejaba de respirar porque su pequeño cuerpo era demasiado débil para utilizar sus pulmones.

Teresa y María viven con su numerosa y cariñosa familia en una pequeña y remota aldea de Guatemala, a seis horas del hospital más cercano. Viajar hasta allí está plagado de dificultades y peligros, incluso cuando no se lleva un bebé gravemente desnutrido. Teresa estaba tan abatida sobre las probabilidades de supervivencia de Esvin que no estaba segura de si debía correr el riesgo, pero María fue tajante. "Tienes que sacarlo de aquí. Si no lo llevas al hospital, morirá".

Esvin sobrevivió el viaje al hospital, pero por muy poco. Llegó pesando poco menos de dos kilos, respirando irregularmente y apenas respondía a los estímulos. Teresa rezó por un milagro. No sabía que este hospital, Esperanza de Vida, era socio de Smile Train; no sabía que su oración estaba a punto de ser atendida, superando sus sueños más descabellados.

Entre 2000 y 2020, más de 46.000 niños con labio y paladar hendido murieron de desnutrición antes de cumplir los cinco años. El equipo de Esperanza de Vida se negó a que Esvin pasara a engrosar esas filas. Inmediatamente le dieron la pequeña reserva de leche materna que tenían disponible, pero no era suficiente.

Así que los nutricionistas de Smile Train especialmente formados para atender las necesidades nutricionales únicas de los bebés con LPH lo tomaron bajo sus alas. Con una paciencia sin límites, ayudaron a Esvin a crecer más sano cada día. A los dos meses, Esvin había alcanzado un peso saludable para su edad y podía mantenerlo. Al cabo de cuatro meses, le dieron el alta ¡con un peso de casi 4 kilos!

Entusiasmada por la notable recuperación de su hijo, Teresa se lo llevó a casa y utilizó todo lo que el equipo le había enseñado para ayudar a Esvin a ganar aún más peso y prepararlo para la operación de LPH.

Quiero "darle a Esvin un buen futuro". Eso es todo", dice Teresa.

El milagro de Esvin sólo se produjo gracias a los colaboradores de Smile Train. Su inversión en nuestro modelo de capacitación de expertos locales hizo posible que la atención que Esvin necesitaba para salvar su vida estuviera disponible cerca de él cuando la necesitaba, sin ningún costo para su familia.

Y con su apoyo constante, podemos asegurar que recibirá la atención continua que necesita para mantenerse sano y prosperar, desde la cirugía, la terapia del habla a la ortodoncia y más, también sin ningún costo, liberando a Teresa y María para mantener su enfoque donde pertenece - amar a Esvin y ayudarlo a crecer sano, feliz, fuerte y sonriente.

"Estamos muy contentos de ver cómo está ahora el niño y cuánto mejor estará cuando lo operen. Damos gracias a Dios y a las personas que nos han ayudado a conseguir que hoy esté así", dijo María.
 

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